Hacer nuevos los libros viejos. Hablar con las muertas. Escribir cuando nos hablen. Volver a poner, en la primera nota al pie, las expectativas de las ficciones. Una historia que (no) se repita, que no se repita, conjurar el futuro, torcer el pasado. Hacer pública la escritura, la propia, la ajena, lo propio, lo que nos separa, y aquello que hay en medio.